A lo largo de toda mi vida tuve una relación muy tensa con Luis de Góngora, que también escribía aunque no tan bien como yo.
Escribí varias sátiras ridiculizando al protagonista de cada uno de ellos y Luis se dio por aludido y se enfadó conmigo. Él me respondió con algunos poemas criticándome y a partir de ese momento empezamos una gran enemistad que quedaba reflejada en diferentes escritos.
Tras varios desencuentros, me decidí a escribir uno dedicado a su enorme nariz.
¿Queréis leerlo? Aquí lo tenéis.
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