jueves, 9 de enero de 2014

Anécdotas

Mi vida no se basó sólo en escribir y trabajar también tenía tiempo para divertirme. Os voy a contar algunas de las anécdotas más divertidas de mi vida:

Me desterraron a Torre de Juan Abad. No podía salir de allí pero un día, en un pueblo cercano, había una corrida de toros y yo quería ir. Como no podía pisar otra tierra que no fuera aquella se me ocurrió una idea para ir a ver los toros pero sin dejar de pisarla. Me subí a un carro que llené de tierra de este pueblo y me dirigí a la corrida de toros. Cuando me vieron, vinieron a decirme que no podía salir del pueblo y yo les contesté que, en ningún momento, había dejado de pisar la tierra de Torre de Juan Abad.




Otra aventura la viví cuando  mis amigos me retaron a decirle a la reina Isabel que era coja. Mis amigos no pensaron que me atrevería pero al poco tiempo, fuí invitado a Palacio a una importante recepción. Me presenté con dos flores, una rosa y un clavel. Al acercarme a la reina, le entregué las dos diciéndole "Entre el clavel y la rosa, Su Majestad escoja."





Otra aventura me pasó una noche mientras paseaba por la ciudad. Una mujer muy guapa estaba asomada a un balcón y me piropeaba para que subiera por el balcón. Lo que yo no sabía  era que se trataba de una broma. Al final, me decidí a subir al balcón por medio de una polea que había. Detrás de ella estaban escondidos sus amigos tirando de la cuerda y cuando iba por la mitad, me dejaron colgado  y empezaron a reírse y burlarse de mí. Toda la gente que pasaba por la calle se quedaba mirando y por el alboroto llamaron a la guardia nocturna, que vinieron para poner orden y al verme allí colgado me preguntaron:

-¿Quien vive?

-Soy Quevedo, que ni sube, ni baja, ni está quedo.




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